Los profes y el salón


Aprender sin las paredes de los límites pre establecidos
Por: Yamil Alegría G.
Una educación orgánica en el sentido humanístico y de brindar amor, que el aprendizaje confluya más allá de conceptos, para los conceptos y todas esas cosas se tiene toda una vida. Es una situación difícil y la que ha tocado vivir como comunidad estudiantil, con un sistema educativo nacional que ubica a los docentes como actores activos y a uno como estudiante, como un sujeto pasivo; donde toca adaptarse a la forma y entorno de enseñanza del profesor, dándonos la primera impresión negativa y de autoridad.
El aspecto físico del aula es otro componente represivo: cuatro paredes, paredes de un solo color, planas, rejas, puertas metálicas, muros, timbres, sillas en filas. Todo este engranaje, constituye a una forma estructurada que se desliga de cualquier tipo de creatividad y flexibilidad humana.
¿Acaso no quieren que uno salga y palpe este mundo tal cual es? O ¿es qué quieren ahogar el aprendizaje en el egoísmo, en el mero razonamiento? Me parece que lo que quieren es convertirnos en seres exitosos.
El docente está en el deber, claro está que no es obligación (porque si lo fuera entonces no tendría sentido alguno) de brindarle al estudiante, el acompañamiento humano, cercano, cálido; más allá de las cuestiones conceptuales y teóricas; orientar y hacerlo partícipe de su valor intangible como un ser humano que puede llorar, sufrir, lastimarse y sentir vergüenza… fundamental: hacernos saber como estudiantes que vencer el miedo a perder, es unas de las satisfacciones más memorables desde la sensibilidad humana.