top of page

Tras los pensamientos de Toledo

Sólo camino y analizo a las personas a mi alrededor: ¿Qué pensarán? ¿Cuántas de las personas que he visto serán felices? Me cuestiono e imagino muchas cosas como un niño pequeño.

Por: Alejandro Toledo

Estudiante Corporación Universitaria Comfacauca - Unicomfacauca

Redactor invitado

29 de marzo de 2017, 5:30 a.m.

Suena la alarma como es costumbre cada día excepto los fines de semana. Tesla, mi mascota siempre emocionada, me despierta a punta de lamidos en la cara. Me levanto de una manera suave mientras asimilo mi alrededor.

En aquella esquina de mi cuarto, en la parte izquierda al lado de la puerta, puedo observar mi cepillo de dientes totalmente masticado por Tesla quien al parecer se divirtió comiéndoselo.

Tiendo mi cama suave al ritmo de ‘’I don’t wanna miss a thing’’ de Aerosmith, me encanta escuchar algo tranquilo antes de empezar el día. Me dirijo al armario a escoger que me pondré antes de una ducha. Llega esa lucha interna en donde mis opiniones aumentan al máximo por escoger una buena combinación de ropa. Al salir de mi habitación con la toalla y en bóxer, me dirijo primero que todo a preparar un buen café oscuro y muy cargado. Lo dejo preparando y llega ese momento tedioso de rogar y esperar que la ducha esté desocupada, es complicado cuando vives con cinco mujeres, pero no es así, el baño está ocupado y me veo en la necesidad de esperar.

Enciendo el televisor y observo esa noticia que anima a casi todos, digo casi porque a mí me da igual, ‘’la selección colombiana de fútbol venció 2-0 a la selección de Ecuador en Quito y llegó a 24 puntos en la eliminatoria’’.

Respiro un poco y reviso como va el café… café tinto doble sin azúcar, siento ese aroma a tostión media baja, y ese sabor a café recién hecho totalmente cálido.

Cambio de canal la televisión, y en el noticiero de las 6:00 a.m. se está hablando justamente sobre la patria nueva, al decir: ‘’el partido político mantendrá en contacto a ex miembros de la fuerza pública, surgiendo como una respuesta a su inconformismo con los acuerdos de Cuba’’. Una de mis primas, Juliana, suspira y dice: ‘’esa idea de que en La Habana se negoció el futuro de la fuerza pública, hace ver la cosa como grave. Sigan celebrando los triunfos del tricolor, que así nos vamos al carajo rapidito’’, le aplaudo y le ofrezco un poco de mi café pero lo desprecia porque no tiene azúcar.

Al fin puedo bañarme, siento ese chorro de agua helada que recorre la espina dorsal poniéndome derechito y dejando un leve escalofrío que recorre lento hasta mis pies, me da un ánimo y me dispongo a cantar súper fuerte mostrando ese signo de alegría de cada mañana.

Llegar de Bogotá a una ciudad más chiquita me ha mantenido relajado, fuera del estrés, las mala miradas, etc…

Al salir de la ducha, me dirijo al cuarto a cambiarme, alisto maleta y vuelvo a tomar otra taza de café esta vez reunido con mis primas.

Saco un cepillo nuevo y me doy esa limpieza de dientes perfecta mientras imagino el comercial de ‘’Colgate para dientes más blancos en 14 días’’.

Ya todos preparados para salir, me despido de Tesla y me embarco en mi mundo a través de los audífonos y de lo que las emisoras nos quieran enseñar en esta mañana.

Caminando a un paso considerado para llegar a tiempo, voy esquivando los charcos para no mojarme, ya que llevo unos zapatos que son más tela que zapatos. Me pongo a cambiar de estación, ya que no me gusta la música estruendosa por la mañana, apago la radio y sólo camino y analizo a las personas a mi alrededor: ¿Qué pensarán? ¿Cuántas de las personas que he visto serán felices? Me cuestiono e imagino muchas cosas como un niño pequeño. Cada día veo rostros diferentes y sólo pienso, ¿de dónde saldrá toda esa gente?.

Al llegar a la universidad me dirijo al salón 402, es miércoles 7:14 a.m., ingreso a la clase de cátedra. La profesora nos pone un taller y me dispongo a realizarlo. Se me vuelve una manía revisar mi reloj a cada rato, pero lo curioso es que jamás veo la hora. Al pasar el tiempo le digo a la profesora que voy a salir al baño, que necesito un poco de agua…han pasado 45 minutos, ya son las 8:00 a.m. y al salir hacia el baño veo a un estudiante que está leyendo un periódico donde aparece una noticia diciendo: ‘’una técnica desarrollada por investigadores estadounidenses podría ayudar en el diseño de órganos mediante células vegetales’’ Qué curioso eso, pienso … ¿Se imagina usted una hoja de espinaca poderla usar como tejidos cardiacos? ¿Hasta dónde llega la tecnología?, a este paso nos volverán inmortales – risa mirándome directamente al espejo-. Tomo un poco de agua y regreso a la clase.

El reloj empieza a correr y veo a todo el mundo concentrado. La profesora toma la palabra, nos dice ciertas cosas y se despide. Me quedo por unos minutos mirando al infinito, siento que debo procesar la información que vimos en la sesión, me siento como un IPhone cuando se está iniciando. Me levanto y me dirijo a cafetería por un café con leche.

Son las 9:30 a.m. y la gran noticia aparece, esa noticia que habían dejado algo de lado los medios pero que vuelve a renacer: ‘’el asesino de Yuliana Samboní Muñoz se enfrenta a una condena de hasta 60 años de prisión’’. Al fin, Rafael Uribe Noguera, estará en la cárcel como debería ser, pienso… que Dios mantenga el alma de Yuliana en paz y a este señor tras las rejas, es algo justo.

Me devuelvo a casa pensando más de lo normal, ¿por qué razón existe gente tan 'enferma'?, la pena de muerte debería ser una opción; bueno por lo menos esta vez, sí se hizo 'justicia’', ojalá no le rebajen la condena por buen comportamiento.

En estos momentos llego a casa sin analizar mi alrededor. Sigo pensando en el por qué de las cosas, y qué sucedería si pudiéramos cambiar parte de las historias trágicas por algo que sea alentador.

Al abrir la puerta de un brinco me recibe Tesla como siempre, es la que me hace olvidar de algunas cosas y me acompaña mientras tengo una de esas siestas que duran horas…

bottom of page