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Amigo imaginario, peligro real

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Y mientras la llamada sigue en espera, Gabriela duda entre la seguridad o la adrenalina de la ciber amistad

Por: Cindy Paola Julian Torres

Internet es una herramienta útil para investigar, aprender, divertirnos, comunicarnos y mantenernos en contacto con amigos y familiares que están a la distancia. Y así como en la vida real estamos expuestos a constantes peligros, también lo estamos en la web, especialmente los menores de edad, cuando no se les ha explicado el debido manejo de las diferentes páginas.

 

En Colombia existe la Ley 109 de 2010, que en su artículo 2 titula la “Prohibición de registro a menores de 14 años’’, donde se manifiesta que la edad legal para que un niño use redes sociales es a partir de los 14 años. Si los usuarios son menores de 14 años, las empresas cancelarán automáticamente los perfiles y para que se cumpla esta ley se realizarán los respectivos controles y verificaciones.

 

Pero es fácil violar esta ley hoy en día, cuando se crea una dirección de correo electrónico nueva que se usaría solo para acceder a la cuenta o cuando se escoge una fecha de nacimiento falsa que corresponda con la edad proyectada en este tipo de redes. Muchos usuarios menores de edad realizan este tipo de estrategias.

 

Por ejemplo, Gabriela una niña de 16 años que creo su cuenta de Facebook a los 12 años con ayuda de su amiga Mayerly. “Fue muy fácil crearla, solo cambié la fecha de mi nacimiento, el resto de los datos fueron reales” expresa.

 

Este tipo de acciones son muy comunes y aunque exista la ley anteriormente mencionada, no se ve que se trate de evitar este tipo de violaciones por parte de las empresas ni por parte de CAI Virtual de la Policía y especialmente por parte de sus padres de familia, que desde temprana edad no los previenen de los peligros que pueden encontrar al darle mal uso a este tipo de redes.

 

Este es el caso de Gabriela que al crear su cuenta conoció a Diego, un hombre que se hizo pasar por un joven de 18 años. Hablaban todos los días, ella le contaba lo que hacía durante el día y él la aconsejaba cuando tenía problemas en su casa o en el colegio con sus compañeras, se ganó su confianza hasta el punto de que lo llego a considerar su mejor amigo.

 

Cuando Diego se dio cuenta de que ya tenía ganada su confianza, le envió una fotografía donde estaba con él uniforme escolar y le dijo que le regalara una fotografía de ella, que quería ver lo que llevaba puesto. Para Gabriela fue normal, se tomó la foto y la envió.

 

Desde ese día siguieron compartiéndose fotografías, de ellos o lo que hacían durante el día. Un día, Diego le hizo una videollamada, ella estaba nerviosa, nunca había escuchado su voz, dudó por un segundo si era buena idea contestar su llamada y terminó arreglándose el cabello y contestando la llamada.

 

Gabriela se llevó una gran sorpresa al contestar pues ella no podía verlo, ella de inmediato le hizo saber que no podía ver nada y él le respondió “la cámara de mi computador está dañada, pero no te preocupes que yo si te puedo ver bien”. Gabriela quedó petrificada al escuchar aquella voz, pues supo en seguida que no era la voz de un joven de 18, entonces le colgó, él la volvió a llamar y ella no le contestaba, entonces empezó a enviarle mensajes suplicándole que le contestara.

 

Al contestar, solo pudo ver el torso del hombre, estaba sin camiseta y tenía la cámara en una posición que no dejaba ver su rostro. De inmediato el hombre bajó su cámara mostrándole su miembro. Ella colgó.

 

Desde aquella llamada, él dejo de insistir con las llamadas y empezó a escribirle como lo hacía en sus inicios, tratando de volver a ganar su confianza, pero ella no volvió a responderle sus mensajes. Un día le escribió que quería que lo perdonara por lo que había pasado con la llamada, que se vieran, que quería darle un detalle para remediar el error y al final del mensaje le pedía la dirección de la casa o que le dijera donde estudiaba para poder verse al salir del colegio.

 

Esos mensajes la inquietaron aún más, sin saber que hacer y con miedo, pidió ayuda a su hermana. Después de contarle lo que había pasado, optaron por bloquearlo de todas sus redes sociales.

 

Muchos menores al no contar con la compañía de un adulto están en constante peligro y esto es evidente en las cifras entregadas por el CAI Virtual de la Policía que opera en cooperación con Ministerio de Tecnologías de la Información, Te protejo y Bienestar familiar, al revelar que durante 2017 fueron bloqueadas en el país 3.891 direcciones de Internet; de estas 1.160 por suplantación de identidad, 201 por publicación de imágenes o vídeos con pornografía infantil, 375 por sextorsión (chantajes sexuales) y 281 por grooming.

 

Cuando estés “en línea” recuerda que para mayor seguridad, se debe aceptar solicitudes solo de personas conocidas, no compartir la información personal o configurar la privacidad en las redes sociales, ya que estos datos se pueden copiar. Y si sientes que estás siendo amenazado o corriendo algún tipo de peligro, acude a algún adulto, reporta a esa persona como no deseable, es mejor bloquearla o eliminarla de la lista de amigos.

 

Respétate, no publiques tu vida privada.

 

“No digas nada en línea que no querrías que fuera expuesto en un anuncio panorámico con tu cara puesta en él.” 

 Erin Bury, Sprouter Community Manager

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