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Ciudad blanca, muros de colores

Más que un evento, es una apuesta que intenta ir más allá de la transgresión y hacer un cambio social en los espacios periféricos de la ciudad a través de arte.

Por: Lorena Zúñiga

Es de noche y hace frío. Se alistan, se cubren, se agazapan. Entre ropajes oscuros salen a la ciudad a vivir la noche. Llevan en sus morrales: pinturas, aerosoles, placas, materiales; y en la mente lo que van a plasmar. El muro no les pertenece, pero la calle sí. Empiezan a pintar lo que el mismo lugar les pide, lo que se necesita mostrar, están haciendo arte.

El arte urbano lleva algunos años asomando su cara en la escena nacional.  Al principio de forma tímida en las ciudades más grandes. Sin dejar de estar en las sombras, poco a poco se fue ganando un espacio y saliendo a las ciudades intermedias, para volver fortalecido, consolidado, enfundado en tradición y mensaje.

Desde las academias también empezaron a surgir los artistas. Una generación de transgresores que entendieron  el poder que tenían y la necesidad de compartirlo, exteriorizarlo y mostrarlo. Su obra  hablaba muy bien por ellos y sus seudónimos empezaron a tomar fama. El mural mostraba su cara orgullosa desde la periferia conquistando con paso firme el interior de la urbe.

Popayán ha vivido este proceso también. Con inquietud y pasión algunos jóvenes de la ciudad blanca han estado interviniendo los muros y rincones desde hace años, pero es sólo hasta ahora que este movimiento está tomando fuerza para ser una propuesta política y cultural sólida a través del arte. Por primera vez el muralismo es el epicentro de un Festival de alto nivel, como los que suceden en la capital, y Monareta es el culpable.

Desde el año 2015, este colectivo artístico cultural, conformado por artistas plásticos y diseñadores gráficos de la Universidad del Cauca, se viene tomando la ciudad para hacer lo que mejor saben a hacer: pintar ‘Sobre Fondo Blanco’ y convocar a los muralistas de la escena local, nacional e internacional para que participen. “Pasamos de hacer murales a hacer una gestión cultural, para animar a todos esos artistas que tenían temor de salir y mostrar lo que tenían, para que lo hicieran en un espacio diferente…”.

La apuesta social y cultural

‘Sobre Fondo Blanco’ es más que un evento, es una apuesta que intenta ir más allá de la transgresión y hacer un cambio social en los espacios periféricos de la ciudad a través de arte, especialmente con población juvenil e infantil. “…La idea con estos eventos es que la gente salga de sus casas y mire. Que los niños y jóvenes miren y si les gusta se metan en este mundo. Esta es de alguna forma una salida a esas problemáticas que se viven en los barrios”.

Con miras a gestar un proyecto cultural de interés, Monareta ha buscado llevar el arte urbano a lugares transitados,  con memoria histórica y que sean representativos socialmente. Atendiendo además, a dar un valor agregado a otros procesos como las cocinas tradicionales, la recuperación arquitectónica o la revalorización de la población vulnerable. La galería La Esmeralda, el barrio Alfonso López, la Comuna Ocho y la Galería de la Trece, han sido sus lienzos.

Para lograr los objetivos, el Colectivo y sus miembros trabajan todo un año para hacer investigación histórica sobre el espacio y lo que habita en él. Realizan un proceso de  curaduría con la comunidad sobre los muros que se van a intervenir, es una negociación entre el estilo particular de cada artista y los anhelos de cada propietario, cambiando así la transgresión por cooperación, continuando con los diseños atrevidos, ancestrales o de reivindicación social y denuncia.  

La comunidad se vuelca a ver los descomunales diseños y las coloridas intervenciones. Algunas veces antes y otras veces después, comprenden que estas actividades son buenas y embellecen sus barrios, movilizan la cultura e integran a toda la comunidad. Luego de eso se vinculan y con su ayuda fortalecen el evento: apoyan, construyen y acogen.

En el pasado mes de septiembre se celebró la Tercera versión del Festival y sus realizadores ya están trabajando y planeando lo que será la siguiente. Un evento como este, con artistas en escena, colaboradores, conversatorios y mucho arte;  requiere de una planeación de cinco a seis meses traducidos en esfuerzos y sacrificios personales para conseguir los recursos necesarios o los patrocinios que hagan realidad este sueño en colores.

Esta fiesta callejera y colorida ha traído a Popayán grandes muralistas urbanos nacionales e internacionales como: Alejandro Paz, Lepto, Guache, Gleo e incluso Juan Aguirre más conocido como Apitatán. Con tan sólo tres versiones los organizadores han recibido postulaciones de interventores de todo el país así como de Perú y Ecuador; el festival se va posicionando, “… los artistas siempre colaboran con el ánimo de fortalecer la escena más que todo, no simplemente de ayudar al colectivo, aportando también para que la escena del mural crezca”

Más allá del muralismo, con este tipo de experiencias se fortalecen el arte y la cultura, porque ‘Sobre Fondo Blanco’ convoca y consigue la participación de varios colectivos, grupos juveniles y escuelas culturales, quienes de forma desinteresada y por amor al arte intentan aportar lo que pueden.

Aunque cada año el Festival crece y se posiciona, sigue estando en la mira de los gestores ‘hacer bulla’ para generar la atención del gobierno municipal y lograr apoyo, no sólo con la donación de algunos refrigerios, sino un respaldo tangible y comprometido que ayude a cambiar la cara de algunos sectores e impulse el turismo en la ciudad más allá del centro histórico. “Pero sería muy chévere lograr un apoyo para dar un estímulo a los artistas, y pensarse en darle premiación al mejor mural, y que así haya más motivación por parte de los artistas y con esto el evento coja más fuerza”.

Para lograr el sueño de Monareta de pintar toda la ciudad blanca en colores, falta mucho. Falta apoyo gubernamental pero también seguir creciendo como profesionales y como gestores culturales. Pero a pesar de ello, han logrado tener muchas satisfacciones personales, han cambiado entornos y han aportado a la construcción del sueño de muchos jóvenes de ser artistas también, de estudiar, de progresar, de muraliar y transmitir.

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