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El Chorro de Quevedo, más que historia

La combinación perfecta entre historia y contemporaneidad se encuentra en este mágico lugar, su misticidad es única, cada uno de sus espacios es una historia.

Por: Natalia Buriticá Hernández

Estudiante Universidad Central - Bogotá

Redactora invitada

Lugares mágicos y el Chorro de Quevedo, hablo pues, a quienes nunca han ido a este icónico y representativo punto que los Bogotanos amamos tanto.

 

Ésta es una plaza con aspecto colonial, ubicada en el barrio La Candelaria, para ser más exacta, en la calle 13 con carrera segunda, en pleno centro histórico de Bogotá.  Este lugar existió incluso antes de que se fundara la capital en 1538, algunos historiadores apuntan que ahí fue fundada Santa Fe de Bogotá por proclamación de Gonzalo Jiménez de Quesada, quien utilizaba el lugar como guarnición militar, posteriormente, en 1832 el padre Agustino Quevedo decide instalar en el centro de la plaza una fuente pública de agua, que proveía el líquido a los habitantes aledaños, y ese fue uno de los argumentos utilizados para nombrar el lugar como “El Chorro de Quevedo”.

 

El recorrido inicia desde la primera piedra que se pisa, pues todo el sendero es en piedra, la diversidad es una de las características más emblemáticas de este lugar, y a medida que se va avanzando, también se va encontrando algo más; empezando por el restaurante “La totuma corrida”, lugares llenos de artesanías y bares, donde si usted no toma chicha o cerveza de colores, es como si no hubiera estado allí.

 

Visitar el Chorro se ha convertido en uno de los mejores planes de la ciudad, no sólo para turistas, sino también para los capitalinos, pues además de contar con una buena cantidad de cafés y bares alrededor de la fuente, también pueden disfrutar de una  amplia diversidad cultural; música interpretada por sus visitantes más frecuentes, cuenteros, turistas extranjeros y estudiantes, dado que además de encontrarse en el corazón de la capital, se encuentra rodeado de múltiples universidades.

 

La combinación perfecta entre historia y contemporaneidad se encuentra en este mágico lugar, su misticidad es única, cada uno de sus espacios es una historia, cada una de las personas a su alrededor es una huella, las almas que lo habitaron nos transmiten su esencia con melancolía y alegría a través del sabor agrio y dulce de la chicha; con añoranza y alegría, porque si se está lejos de el Chorro no hay otros sentimientos para recordarlo, satisfacción por haberlo vivido y nostalgia por no estar más allí y querer volver tan pronto como sea posible.

 

Por último, una turista y un bogotano me respondieron la siguiente pregunta:

 

¿Cómo describiría el Chorro?

 

Turista: “Creo que yo tendría dos definiciones para él, la primera, la libertad de descubrir un momento disonante con la naturalidad de la ciudad, y la consonancia con el arte que muchos podemos identificar como una excepcional belleza. Mi otra definición es muy relacionada con mi experiencia y lo descrito anteriormente, el cruce de encontrar perfecto cada contorno que conforman los pliegues del lugar, se respira libertad y la osadía de las miradas que nunca se detienen y solo expresan lo que las barreras de otros lugares oponen, el característico olor a jazmín, el mundo se detiene en un sitio así.”

 

Bogotano: “Piense que ese líquido fermentado de maíz, lo tomaron los muiscas, y donde están esas chicherías, antes habían otras chicherías donde la ciudad se inició a construir, y eso es algo especial del Chorro, allí se empezó gran parte de nuestra historia, y se construyó nuestra identidad o buena parte de esa identidad bogotana. Hay muchas personas que piensan que la chicha es sucia, que el Chorro es un lugar desagradable, y que no vale la pena sentarse a escuchar un cuentero, o hablar con los chicheros,  y es más, esa gente, suele creerse mejor porque toman otro tipo de licores, que no sean esa bebida de indios, como lo denominan; pero yo creo que el Chorro puede trascender eso, que es una parte fundamental de nuestra ciudad, y que la chicha es algo importante, porque es un símbolo que nos llegó desde mucho antes de que los españoles pisaran estas tierras.”

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